La Fuente de la Teja

                 Fuente de la Teja
Otra entrega nueva de Tarracomientos, en este caso toca trasladarse a la Región de Murcia, concretamente a un municipio situado en una de las estribaciones de la sierra de la región, Caravaca de la Cruz. Es necesario que sepáis que dentro de los yacimientos no todos tienen el mismo valor o se conservan en el mismo estado satisfactorio, los hay de mayor o menor tamaño y también algunos con un estado maravilloso y otros en los que apenas se conserva nada. Nuestro yacimiento en este caso es de pequeño tamaño, en gran parte motivado porque se conoce poco acerca de él.
La zona del sureste de la península ibérica probablemente sea una de las más áridas a nivel pluviométrico del continente europeo, ahora bien, solo utilizando ríos como el Segura o el Guadalentín son capaces de fertilizar las tierras y permitir una gran cantidad de cultivos. Ahora bien, en la parte montañosa en la que se encuentra el yacimiento, la cosa cambia. Las precipitaciones son mayores y cultivos como el olivo pueden crecer sin necesidad de aportes adicionales de agua. Y será esta situación la clave del éxito en época altoimperial de Fuente de la Teja.
El yacimiento fue descubierto de la manera más accidental que uno pueda imaginarse, con motivo del proyecto de construir una urbanización en la zona, la Ley obligaba a realizar primero una excavación de urgencia para evitar acabar con el Patrimonio Arqueológico, cual fue la sorpresa cuando en un día entre agosto y octubre de 1999 encontraron restos de un centro de producción de aceite y de época tardorrepublicana, altoimperial y más tarde una transformación del lugar a partir del siglo IV.
El período que aquí nos compete abarca desde el siglo I d.C, cuando Augusto implanta un sistema de pequeñas explotaciones en los alrededores de Carthago Nova con la intención de que abastecieran a la que era la ciudad más importante del conventus, hasta mediados del siglo siguiente, cuando al parecer un incendio destruyó la explotación al igual que sucedió con otras similares de los alrededores, sin embargo, no es desdeñable la posibilidad de que al perder de una manera notable población Carthago Nova, estas “granjas” fuesen en buen número innecesarias.
En las excavaciones llevadas a cabo en la Fuente de la Teja desde el momento de su descubrimiento, se han encontrado dos estructuras separadas por unos pocos metros, dedicadas ambas a la producción del aceite desde la traída de las aceitunas, hasta que se dejaban descansar finalmente en dolia (recipientes que se utilizaban para guardar el aceite más achatados que las ánforas empleadas para el vino principalmente en época romana), pasando por todo el proceso entre ambos que se explicará a continuación. Todo ello no hay que olvidarlo con la intención de abastecer a la capital de conventus, ya que formaba parte de su ager.
El elemento más significativo y característico de este proceso productivo que ya conoceréis de haber leído libros sobre otras villae es el torcularium, en donde tenía lugar el prensado de la aceituna (su suelo estaba decorado con opus signinum, el cual consistía en fragmentos de tejas mezcladas con cal y cemento, o tierra) de las cuales se obtenía el jugo que una vez procesado iba a dar lugar al aceite tal como lo conocemos hoy. Una vez se prensaban las aceitunas el líquido que salía descansaba en una suerte de lacus (60 centímetros de profundidad), los cuales para evitar que se infiltrara y se perdiera parte de lo obtenido se revestían con hormigón hidráulico, que impedía el paso de líquidos, esta técnica no era rara en la antigua Roma, ya que en los arcuationes (acueductos) se utilizaba para evitar filtraciones de agua dentro de la estructura que la conducían a las ciudades.
De estos lacus el “oro líquido” pasaba a ser tratado y finalmente descansaba en dolia en lo que se ha venido a llamar cella oleícola (con unas dimensiones de 27 metros de largo por 9 metros de ancho), la cual tenía la misma finalidad que la vinaria, es decir funcionar a modo de bodega para que el líquido repose antes de exportarse. Se sabe con gran exactitud donde estaba esta última estancia donde se almacenaba el aceite, ya que se han encontrado un gran número de los recipientes que se solían utilizar rotos.
A la hora de acumular y guardar el aceite se hacía en dolia pero que recibían un nombre diferente según la capacidad que tuvieran, los había de desde medio litro hasta más de 30 litros. Los nombres de estos recipientes eran: metreta (33.5 litros), congius (3,42 litros) y sextarius (medio litro). Solo se ha hablado de esta pars fructuaria o frumentaria porque por el momento no se han encontrado restos estancias que puedan asemejarse a una pars urbana y que, en consecuencia, solo permiten catalogar este yacimiento como un centro productor de aceite al menos por el momento.

Situación del yacimiento. Murcia Muñoz, Antonio Javier. 2011-2012, 320.

Doliae. Murcia Muñoz, Antonio Javier.1997-1998, 221.

Tipos de recipientes según su capacidad. Murcia Muñoz, Antonio Javier. 2011, 324.

Plano edificio 1 . Peña Cervantes, Yolanda. 2010, 672.
   
Bibliografía
Murcia Muñoz, Antonio Javier. 2011-2012: “La pars fructuaria de la Fuente de la Teja (Caravaca de la Cruz, Murcia): aspectos tecnológicos y productivos”, Anales de prehistoria y arqueología 27-28, 319-327.
-1997-1998: “La Fuente de la Teja: una instalación oleícola en época altoimperial junto a la vega del río Argos (Caravaca de la Cruz, Murcia)”, Anales de prehistoria y arqueología 13-14, 211-226.

Peña Cervantes, Yolanda. 2010: Torcularia la producción de vino y aceite en Hispania. Anexo de catálogo de yacimientos analizados, Tarragona.


Fuente de la Teja
Vicente Castro Martínez.

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